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VALENCIA - ARAGÓN - MALLORCA



La Federación de la INMACULADA, de Valencia, Aragón y Baleares, está formada por 13 Monasterios: 1 en la Provincia de Alicante, 4 en Aragón; 2 en Castellón; 1 en Gerona, 1 en Palma de Mallorca y 4 en Valencia.
El total de Hermanas es de 119, de las cuales 106 son profesas de votos solemnes; 2 de votos temporales; 4 novicias; 1 postulante y alguna aspirante que está preparándose para entrar.





CLARA EN NOSOTRAS, HOY

La Hermana Clarisa vive centrada en Dios y lo expresa a lo largo de la jornada en la:
Alegría: La alegría de una clarisa nace de la experiencia diaria de comunión con Dios. La mejor manera de demostrar la felicidad. La sonrisa es la semilla que crece en el corazón y florece en quienes nos ven y conviven con nosotras. Esta alegría es uno de los objetivos de nuestra vida consagrada porque  la alegría es el sonido del alma.
Fraternidad: Cada hermana es un don de Dios que nos hace madurar, crecer, salir de nosotras mismas, servir, respetar, tener un corazón lleno de ternura y misericordia,…
Trabajo: Las hermanas elaboran los trabajos, poniendo todo el amor y delicadeza en las mil pequeñas cosas que hay que hacer en cada jornada. Santa Clara acostumbraba tomar los trabajos más humildes, y servir hasta en lo mínimo a cada una. Pendiente de los detalles más pequeños, siendo testimonio de ese corazón de madre y de esa verdadera respuesta a la llamada que el Señor había puesto en su corazón.
Oración: Para Santa Clara, la oración era la alegría, la vida; la fuente y manantial de todas las gracias, tanto para ella como para el mundo entero. La oración es el fin y la “profesión” en la Vida Religiosa.
Experiencia de oración, es acoger el don que el Padre nos da en el espíritu, y vivir el misterio de Amor de Jesucristo.
Además de esto, una Clarisa vive con gozo los votos de: Pobreza, Castidad, Obediencia y Clausura, con entrega generosa y Amor incondicional al Padre. Vivir en clausura es “vivir centradas” en un amor que quiere identificarse con Jesucristo en solidaridad con toda la humanidad.
“La clausura es nuestra opción eclesial de vivir como María escondidas con Cristo en Dios, dedicándonos solo a El en la totalidad del amor”.



NUESTRO  MODELO


Cuando una Clarisa mira a María, descubre en Ella una Madre que llena de esperanza nuestra vida; Ella es el modelo, la obra maestra de Dios.

A imitación de María que ocupa en la Iglesia entre los fieles el vértice de la caridad, las Consagradas podemos parecer y ser cada vez más signo preclaro de la Iglesia fiel.
La Virgen María es ejemplo perfecto de vida consagrada. Esta es la esencia de la consagración religiosa: profesar dentro de la Iglesia, y para bien de esta, pobreza, castidad y obediencia en respuesta a la invitación especial de Dios, a fin de alabar y servir a Dios con mayor libertad de corazón (cf ICor 7,34-35), y para llevar una vida más conforme a la de Cristo, según el tipo de vida elegido por El y su Madre bendita.