«Altísimo, omnipotente, buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición. A ti solo, Altísimo, te corresponden y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre. Load y bendecid a mi Señor y dadle gracias y servidle con gran humildad» (Cánt 1-2.14)
A los hermanos de la Provincia, a las hermanas
contemplativas,
a los hermanos y hermanas de la OFS de los movimientos juveniles franciscanos,
de las hermandades y cofradías asociadas a nuestra Provincia,
a las comunidades educativas y a todos los que os sentís atraídos
por el testimonio de vida de Francisco de Asís.
La solemnidad de nuestro Seráfico Padre San Francisco, en el año en que celebramos el VIII Centenario del Cántico de las Criaturas, nos invita a vivir con él todo un itinerario que arranca en la conversión y lo lleva hasta el momento supremo, cuando la muerte, celebrada con hermana, nos abre las puertas al encuentro cara a cara con el Señor de la Vida, en nuestra condición de hijos y hermanos redimidos y partícipes de la vida inmortal.